Relajación para combatir el estrés
- Marta Diéguez
- 23 sept 2018
- 3 Min. de lectura

Con una realidad política y económica que no nos da respiro, los niveles de estrés y ansiedad en los que vivimos superan ampliamente lo recomendable. Y, muchas veces, la salud termina pagando el costo. En este sentido, cuando alguien pasa por una contexto vital estresante o por situaciones que le generan ansiedad, es habitual que el organismo emita respuestas de alerta y esté activo de manera constante. De este modo, el descanso psicológico resulta casi imposible y como consecuencia el rendimiento intelectual cae de manera exponencial.
En estos casos, mucha gente trata de encontrar una solución en el uso de psicofármacos. El problema es que las pastillas tienen efectos secundarios y pueden generar cierta adicción. Por eso, muchos se han volcado a las técnicas de relajación para combatir la ansiedad de una forma totalmente natural.
Lo que si habría que aclarar es que no siempre el estrés es malo. De hecho, el estrés es el mecanismo que utiliza el organismo para adaptarse a nuevas situaciones. El problema surge cuando no se logra solucionar la situación estresante y esta persiste en el tiempo.
¿En qué consisten las técnicas de relajación?
Las técnicas de relajación tienen como objetivo fomentar el descanso y aliviar las tensiones que tanto el cuerpo como la mente almacenan debido a situaciones que generan estrés y ansiedad, sean estas permanentes o pasajeras. Incluso puede ser utilizadas de forma preventiva, es decir, aunque no nos sintamos estresados.
Hay algunas técnicas que son tan sencillas y fáciles de seguir que se pueden aprender por cuenta propia. Otras son más complejas y se necesita la presencia de un instructor para hacerlas. Los mejores momentos para realizar estas técnicas son justo después de despertarse o antes de irse a dormir y deben hacerse en lugares tranquilos y apartados y con ropa cómoda. Aquí te contamos algunas de ellas:
Aprender a respirar: si respiramos con el diafragma ayudamos al cuerpo a desarrollar una serie de procesos que harán disminuir la ansiedad. Para lograrlo hay que acostarse boca arriba y manteniendo una postura recta pero sin contraer lo músculos. Ubicar las palmas de las manos, una sobre el pecho y la otra sobre el abdomen. Prestar atención a como se mueven ambas zonas con cada respiración. Si el pecho se mueve más que el abdomen quiere decir que la respiración es superficial. ¿Esto qué significa? Que muchas veces puede que nos falte oxígeno, aunque no en tal forma para que nos demos cuenta . Por eso, para lograr oxigenarnos bien y poder relajarnos, durante al menos 3 minutos hay que “guiar” la respiración para que el abdomen se mueva más que el pecho: inhalar profundamente por la nariz 5 segundos y mantener en la zona del vientre un par de segundos. Luego, exhalar por la boca durante otros 5 segundos.
Meditación: hay que sentarse en una silla cómoda y empezar a respirar diafragmáticamente. A la vez, hay que elegir alguna frase que signifique alejar a la ansiedad (puede ser “me calmo” o “me tranquilizo” por ejemplo) y repetirla mentalmente como si fuera un mantra. De ese modo, de a poco se va “vaciando” la mente y se produce el efecto deseado.
Imaginación guiada: parecida a la meditacón, ya que se inicia con respiración diafragmática. Lo ideal es tener una música relajante o sonidos de la naturaleza de fondo. Luego, con los ojos cerrados, imaginar un entorno natural que ayude a relajarse (la playa, un jardín, un bosque, etc). Lentamente, recorrer todo el paisaje, deteniéndose en cada detalle. Luego de unos minutos, de a poco, volver a poner la atención en la respiración diafragmática. El ejercicio termina cuando ya el paisaje se desvaneció completamente en nuestra mente.
Cuando conviene utilizar técnicas de relajación:
Luego de varios días con elevados niveles de ansiedad
En una etapa de duelo o pérdida
En momentos de estrés laboral o síndrome burnout
Si a causa del estrés tenemos conductas obsesivas o repetitivas
En etapas de mal clima familiar o problemas en la relación de parejas.
Cuando estamos desbordados por la cantidad de obligaciones
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