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¿El invierno te “bajonea”?

  • Foto del escritor: Marta Diéguez
    Marta Diéguez
  • 19 jun 2018
  • 2 Min. de lectura




Cuando el día es más corto y las temperaturas descienden, muchas personas sienten que les invade la tristeza y el desánimo. Es lo que conocemos como depresión estacional o de invierno. La proporción es de 1 de cada 10 personas y su incidencia es mayor entre las mujeres (las estadísticas hablan de un 75 por ciento del total de afectados). Y aunque suele ser de carácter leve y pasajero, no debemos descuidarlo si no queremos correr el riesgo de que se alargue más de la cuenta o bien acabe degenerando en un cuadro más severo.


¿Por qué se produce?

El motivo es la disminución de la exposición a la luz. Cuando pasa esto nuestro organismo reacciona aumentando los niveles de una hormona llamada melatonina (que regula el ciclo del sueño ya que su producción aumenta cuando se inicia la disminución de la luz ambiental y alcanza su pico máximo en la madrugada, entre las 2 y las 4 de la mañana, en lo que se denomina “ritmo circadiano”). Esta hormona es la responsable de la sensación de cansancio. Por otro lado, simultáneamente, disminuyen nuestros niveles de serotonina, la hormona que nos ayuda a sentirnos más vitales y activos.


¿Cómo combatirla?

En primer lugar, intentando adaptar la jornada diaria a las horas de luz natural. Podría decirse que venimos “programados” por la naturaleza para vivir de día y la modernidad ha hecho que llenemos de actividades la noche, sacrificando el tiempo de descanso y “traicionando” a nuestra “programación” natural.

Enlazado con esto, también tenemos que procurar tener un sueño reparador. Intentar mantener una cantidad apropiada de horas de sueño (incluso, lo ideal es dormir hasta media hora más que durante los meses de calor. Esto puede sumarse a las horas de sueño nocturno o haciendo una siesta).

Y así como en la naturaleza el invierno es el tiempo de juntar fuerzas para crecer en primavera, podemos imitarla y aprovechar para poner en orden nuestros pensamientos, generar nuevas ideas, dedicar tiempo a familia y amigos, estimular la mente, etc. En definitiva, salir de esa sensación de apatía y crecer como personas.


Síntomas y cómo superarlos

Desde lo físico, sensación de cansancio, somnolencia y un mayor deseo de comer dulces y carbohidratos. Desde lo anímico, ansiedad, cambios de humor, irritabilidad, apatía, tristeza, desinterés y tendencia a estar aislado.

Más allá de ciertos cambios básicos que deberíamos hacer en nuestra rutina diaria para contrarrestar todos estos síntomas (hacer ejercicio, escuchar música, elegir colores vibrantes a la hora de vestirnos, etc) se pueden realizar sesiones de luminoterapia (una lámpara especial que emite una luz intensa y así reactiva la liberación de serotonina) o de iones negativos, utilizando purificadores ionizadores (según estudios de la Universidad de Columbia en EEUU, existe una relación enter la alta densidad de estos iones y la mejora del estado de ánimo).

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