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Los niños y los hábitos de alimentación

  • Foto del escritor: Marta Diéguez
    Marta Diéguez
  • 18 sept 2018
  • 3 Min. de lectura



ph: pxhere.com

La Universidad Católica Argentina (UCA) realizó una investigación sobre los hábitos vinculados a la alimentación durante la infancia, a partir de la medición 2017 de la Encuesta de la Deuda Social Argentina (EDSA).


Dicho estudio ofrece un diagnóstico de los hábitos y prácticas de los niños/as y sus familias en relación con los hábitos alimentarios y a partir de él es fácil advertir que la principal comida en familia que tienen los hogares argentinos es la cena y que la gran mayoría de los niños/as entre los 2 y los 17 años mientras comen “conversan con sus familiares y/o pares” y “miran televisión” (93 por ciento y 81 por ciento, respectivamente). En menor medida, juegan o usan el celular y mucho menos habitual es usar la computadora o jugar con videojuegos. Sin embargo, estos datos presentan diferencias según la edad de los chicos/as. Por ejemplo, los niños/as de entre 13 y 17 años usan más la computadora mientras comen que los que tienen entre 5 y 12 (14,8 por ciento y 9,5 por ciento).


Asimismo, el uso del celular durante las comidas aumenta a medida que asciende el estrato social, representando un 22,6 por ciento en el estrato muy bajo y un 32,7 por ciento en el medio alto. Lo común a todas las infancias es conversar y mirar televisión, pero jugar es propio de los niños/as más pequeños, mientras que el uso del celular lo es en los adolescentes (48,9 por ciento y 51,4 por ciento, respectivamente).


En cuanto a qué comen los niños/as en el recreo escolar, se observa que un 57,7 por ciento lleva los alimentos desde su casa, un 25,7 por ciento los compra en el kiosco del establecimiento escolar y a un 18,6 por ciento se lo dan de forma gratuita en la escuela.


El alimento más elegido para consumir en la escuela son las galletitas dulces y las barras de cereal, tanto en el estrato medio alto como en el muy bajo (52,5 por ciento y 39,5 por ciento respectivamente).


Respecto de la adquisición de los hábitos alimentarios, el 86,1 por ciento los adquiere en la casa, el 35,6 por ciento en la escuela, el 8,5 por ciento por medio de un médico y el 4,2 por ciento gracias a los familiares.


¿Y qué pasa con los padres en función a la alimentación de sus hijos? En un alto porcentaje informan a los niños/as sobre los alimentos que les ofrecen (casi el 67 por ciento). En paralelo, el 77,4 por ciento de los padres estimula a los niños/as para comer todo lo que se les sirvió en el plato, aunque el 53,5 por ciento responde que no prepara los alimentos junto a los niños/as. Casi el 70 por ciento suele obligar a los niños/as a comer lo que se preparó aunque no les guste tanto.


El dr. Jorge Tartaglione (MN N 67.502), presidente de la Fundación Cardiológica Argentina, resalta el importante rol de los padres en la enseñanza de una alimentación saludable para los niños, con el fin de revertir el sobrepeso y la obesidad que hoy en día conforman una epidemia: “Esta alimentación saludable debe implicar un aprendizaje con el fin de que los niños mismos sean los que hagan mejores elecciones en términos de nutrición. Una alimentación saludable desde el comienzo de la vida contribuirá a reducir la incidencia de enfermedad cardiovascular en la adultez, que hoy constituye la primera causa de muerte”.


Un hábito a corregir

Así como los grandes tienen la costumbre de picotear, los niños también. De hecho este hábito, que consiste en una comida desordenada, poco saludable y que puede generar como consecuencia la ganancia de peso, está presente en el 76 por ciento de los chicos/as entre 2 y 17 años. Esta tendencia se incrementa a medida que los chicos/as ganan autonomía en la provisión de alimentos, llegando casi al 80 por ciento en el caso de los adolescentes. Asimismo, el picoteo es algo más probable en los varones que en las mujeres.


Lo importante de estos datos es poder establecer patrones de conducta y modificar aquellas que resultan nocivas. Como dice el doctor Patricio Kenny, médico pediatra gastroenterólogo nutricionista “los hábitos alimentarios pueden cambiar a lo largo de la vida, pero la base de su formación se establece en la infancia y enseñarlos en esa etapa contribuye a fomentar una vida saludable”.


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